domingo, 22 de julio de 2007

Arar en el mar y construir castillos en el cielo

Hace 2 siglos un personaje de la época que no recuerdo bien su nombre, dijo esa frase como ejemplo de un trabajo hecho en vano.
Como sonó bonito siguió usándose y aun ahora se dice para significar lo mismo que quiso decir el señor antiguo o para dar un ejemplo de algo inútil o imposible.
La idea va más o menos asi:
Si uno trata de dejar una marca en el agua, como la hace un arado en la tierra, esta desaparece de inmediato y levantar una construcción sin nada que la sostenga pues es ilógico.
Lo bueno es que la ciencia avanza y en un instante convierte en anticuadas creencias que eran firmes.
Hace unos meses unos investigadores japoneses presentaron un dispositivo que usando ondas (olas en este caso) deja marcas permanentes en la superficie del agua.
No dudo que cuando esta tecnología sea mejorada la usen para poner publicidad en el mar durante los veranos o que sea usada para agrupar nubes en el cielo y hacer lo mismo sobre tierra.
Y si vamos unas décadas atrás, veremos que en el mismo Japón o también acá en América del Sur ya habian empresas y personas naturales dedicadas con entusiasmo a los cultivos marinos, ya sea de algas, pulpos, cangrejos, ostras, langostas, etc. Claro, eso no es arar la superficie del mar, pero la idea se parece.

¿Y que hay de los castillos en el cielo?
Los rascacielos llegan muy arriba, pero todos tienen su inicio acá abajo. Los aviones también deben bajar.
La Estación Espacial Internacional es lo más parecido a tener un castillo en el cielo y Dios mediante estará ahi por muchos años más y esperemos que su reemplazo sea aun más grande cuando toque hacerlo.

Entonces si volvemos a oir que algún sabio menciona esta frase, podremos reirnos un rato y cuando nos calmemos le explicaremos que no existen cosas imposibles de hacerse.

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